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No hace falta que me aleje mucho, son solo 50, 100 o 200 km. En tiempo, media hora, una o dos. La distancia y el tiempo que necesito para salir, reflotar, pensar, mirar con otros ojos, liberar mi mente y disfrutar. Ayer cumplí años, hasta eso lo tengo en contra, no me gusta el Otoño.
Cambio mis campos extensos de color ocre, por el verde y el azul. Mi niebla por un cielo blanco y azulado. Mi frío por la lluvia calida. En algún momento me perdí, no me siento, no me adapto, salté por edad, de una generación a otra, mi pensamiento no se corresponde con mi edad y mi físico tampoco. Mis gustos, mis deseos no son los que debieran ser: No soy correcta, no soy conservadora, no adoro mis raíces como otros, no me resigno al Dios dirá. Pienso como alguien de treinta y pasé la mediana de los cuarenta. Trabajo con gente mucho más joven que yo, que no me comprenden, me siento rara entre ellos y creo que también ellos conmigo.
Me gustan las ciudades que tienen mar, me gusta su olor, me gustan sus gentes. Fuimos a Gijón e hicimos una excursión hasta Llanes pasando por la fantástica playa de Torimbia. Abajo, a lo lejos, batiéndose entre unas fantásticas olas, había tres chicos, supongo, los veía desde lo alto haciendo surf. Sentí envidia, una enorme envidia. Comí en Lastres unas fabes con andaricas (nécoras) que recordaré durante mucho tiempo, lo mismo que a un simpático camarero que me reprochó no ser capaz de dejar de fumar y alguna inconveniencia más que no pondré aquí. Se lo agradecí, me gusta la gente clara y directa.
Junto a la gran escalera de la playa de San Lorenzo, en su paseo marítimo, me reconcilié con la vida observando como una anciana retando al frío, la lluvia y el viento y aún vestida de domingo, bajaba por la rampa hacia el mar que allí batía con fuerza. Levantando su falda luchaba entre el quiero y no puedo para introducir sus pies en el agua, lo consiguió y pude ver, desde lejos, como la felicidad iluminaba su rostro. Está demás decir que el mío también.
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Vino a mi memoria lo que me ocurrió hace unos días cuando paseaba por mi ciudad con una amiga en medio de una conversación anodina, reiterativa y repleta de tópicos a la que interrumpí diciéndole:
- ¿Has pensado alguna vez donde compraremos nuestra ropa cuando seamos mayores?
- Que tontería, pues donde todo el mundo.
- No, yo no.
- Que rarita eres hija, siempre igual.
Nos pidieron los DNI en la recepción del hotel,
- Eritia, cuando vas a cambiar la dirección de tu carnet, hace años que no vivimos ahí, parece que venimos de incógnito.
- Es que venimos de incógnito, pero tú aún no lo sabes. Nunca la cambiaré.
- Tienes razón no la cambies jamás.
*Túnel del Negrón, extenso túnel de 4,1 km que une la provincia de León con el Principado de Asturias.
Muchas felicidades Eritia.
ResponderEliminarNo dejes que nadie te robe esa rebeldía.
Si lo permites estás perdida.
Besos.
Un dia lleno de vivencias, un dia especial en el paso del tiempo, en unos lugares con los que yo también mantengo una especial relación. Felicidades
ResponderEliminarMi querida Eritia: Comparto contigo lo de ser políticamente incorrecta.A veces tengo la sensación de no pertenecer a esta época y de ser aquella paloma a la que cantaba Serrat, sobre un poema de Alberti, que siempre se equivocaba.
ResponderEliminarFelicidades por ese cumpleaños que aunque sea otoñal piensa que en el otro hemisferio es la entrada del verano.
Mil besos y mil rosas.
Muchas gracias Xavi,intentaré que nadie me la robe pero es una batalla difícil.
ResponderEliminarHola Beker, gracias. Mantengo, si, una relación muy especial con Asturias, allí han transcurrido días maravillosos y otros no tanto para mí. Pero la balanza está a su favor.
ResponderEliminarMi querida Malena, pienso mucho en ello, siempre fuí a contracorriente desde muy joven, ello me ha hecho llevarme golpes fuertes en la vida, pero no lo puedo evitar, sigo igual o más que antes.
ResponderEliminarMuchas gracias visto desde tu punto de vista me gusta más la primavera me renueva por dentro.
Don vito muchas gracias por tu visita, esta es tu casa, acepto tu invitación y pasaré a visitarte, sin duda.
ResponderEliminarEs tu carácter y a mí me pasa lo mismo no lo puedo evitar.
ResponderEliminarBesos.
Felicidades...sigue asi... siendo tu, nada mas que tu...sigue rebelde... que no hay razones para ser parte del rebaño. La individualidad es buena cosa. a veces no encajar del todo es buen signo.
ResponderEliminarBesos
Muchas felicidades por tu cumpleaños Eritia, que disfrutes siempre de la vida!
ResponderEliminarNo puedo negar que mi cara también se iluminó imaginando a esa anciana jugando con el mar!
Besitos,
Rosalía, tienes razón es mi caracter, soy consciente que a veces no me beneficia para nada, pero prefiero seguir siendo yo misma.
ResponderEliminarHacer lo contrario me produciría grandes insatisfaciones.
Muchas gracias por estar ahí.
Besos
Essaldir, muchas gracias, pocas razones existen pra formar parte del rebaño, cierto. Participar del mismo sería traicionarme a mí misma y eso es lo peor que le puede ocurrir al ser huimano.
ResponderEliminarBesos.
Soñadora, muchas gracias. Pues sí estuve durante más de cinco minutos contemplando la escena, y apostando por ella, cuando al final lo logró, sentí una enorme felicidad. Son esas pequeñas cosas que te alegran la vida.
ResponderEliminarBesos.
Precioso lugar, Asturias, para perderse una temporada y disfrutar sal, agua, manzana, sidra, verde, ... Y un montón más de placeres para el cuerpo y el espíritu.
ResponderEliminarBesos
Muchas Felicidades y genial tu Blog.
ResponderEliminar¡Hola Eritia!
ResponderEliminarCada uno es como es, y ya esta... La cuestión es tratar de tu a tu a la felicidad.
Saludos de J.M. Ojeda.
Me ha gustado todo.
ResponderEliminarSólo cambiaría dos cosas:
1- Prefiero las fabes con almejas
2- Me encanta el otoño.
Lo demás de 10.
Saludos.
Nota bene : Empieza de nuevo el baile.
A ver, lo primero es lo primero, feliz cumple (y si, pareces de treinta) por lo demás, a vivir de tu manera y que sea el mundo el que se adapte a tus pereceres.
ResponderEliminarPD. Si, deberías dejar de fumar.
PD.2 Falta mucho para que seas mayor, quien sabe, tal vez ni exista la ropa.
Un beso.